La lluvia de los días previos al inicio de la ruta ya presagiaba un recorrido que iba a necesitar de cierta destreza técnica en la conducción, y sobre todo grandes dosis de ayuda y compañerismo, así fue…, gracias al trabajo en equipo y la predisposición de todos a echar una mano pudimos superar algunas zonas realmente complicadas..
Conseguir los permisos y autorizaciones para rodar con nuestros vehículos por espacios naturales como Sierra de Baza, Gorafe, Sierra de Huétor o Sierra de Loja ha sido una tarea compleja, pero al final cumpliendo todos los requisitos, y adaptando el recorrido, para que nuestro impacto en el medio ambiente sea el menor posible, conseguimos tan preciado informe favorable.
El valor paisajístico que nos ofrecen estos espacios naturales protegidos es altísimo, la geografía tan diversa a lo largo del recorrido, pasando de zonas áridas y discordantes en el desierto de Gorafe al relieve montañoso entre bosques de encinas y pinos de la Sierra de Huétor o a la característica orografía de la Sierra de Loja, que parece trasladarte en el tiempo a otro planeta, hacen que esta ruta sea ideal para los amantes de la naturaleza y del todoterreno.
Sin olvidar la amplia y rica gastronomía local que pudimos disfrutar del buen sabor de boca que nos dejó la cocina del Restaurante Taberna Buyallo en el pueblo de Huétor-Tárjar, con su especialidad en espárragos con denominación de origen y sus flamenquines, o del pescaito frito y la sabrosa paella de marisco del Chiringuito Casa Juan III en el paseo marítimo de La Mamola, un maravilloso rincón de la costa tropical.
Resumiendo, una Ruta Nazarí sin incidencias, que con un recorrido a través de sus Atalayas hemos viajado en el tiempo, conectando naturaleza, cultura y gastronomía, en un ambiente de compañerismo y camaradería, sobre todo una experiencia única y muy muy divertida.
JFOrta.